- Fray Javier Tovar, O.P.
JESÚS NO SE INMISCUYE EN POLÍTICA - JESÚS Y PROSELITISMO POLÍTICO.
MATEO 22,15-21
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?» Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tientan? Enséñenme la moneda del impuesto. “Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?» Le respondieron: «Del César.» Entonces les replicó: «Pues páguenle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
La respuesta de Jesús a la disyuntiva propuesta por los “politiqueros” de la época (nada lejano a lo actual), supera, de sobre manera, a la comprometedora pregunta que le es propuesta por los fariseos copartidarios del político reinante: Herodes, reconocido no precisamente por su santidad ni buenas obras con el pueblo. Al dar Jesús tan reconocida respuesta, no pretende carear el poder civil con el religioso; lo que pretende es reconocer la potestad y la autonomía sometida del pueblo a un poder ilegítimo que denota una coalición (herodianos y fariseos) de facciones atornilladas en el poder que pretenden ser piedra de tropiezo para Jesús: si se negaba a pagar tributo al Estado, se vería señalado y condenado por subversión; y si optaba por asentir, iría en contravención con la religiosidad del pueblo y apoyaría un soberano ajeno.

Tomada de pares.com.co
Hoy Jesús no pretende inmiscuirse en politiquería, han sido los “politiqueros de turno”, quienes han usado la figura del Nazareno buscando aventajar y respaldar a muchos desubicados o perdidos en las tormentas y tendencias políticas actuales, especialmente aquellas que engañan con falsas prebendas, prometidas con sonrisas sardónicas. Jesús con su plan de humanización y dignificación (no de gobierno) resguardó a los desamparados, marginados, enfermos, y demás; defendió a la humanidad, no a la religión o facciones políticas de la época. El acaparamiento del poder y su manipulación, no son en ningún caso acordes al Evangelio de Jesús.
Hoy, nos hemos encargado de defender nuestros propios derechos, a expensas de promulgar la Palabra de manera descontextualizada, suplantamos en lugar de transparentar a Jesús; todo lo anterior apunta a una sola cosa: el servicio amoroso a los demás, no servirse de los demás a costa de cargos de autoridad que respondan a jerarquías clericales o gubernamentales. De aquí que reconozcamos la coherencia, libertad y la probidad de un verdadero líder, un líder asesinado por las autoridades de la época. Jesús no murió, Jesús fue asesinado por permanecer y vivir de manera recta, y defender a los demás. Al prójimo.